La segunda jornada del Festival CONEXIÓN ofreció un recorrido musical tan diverso como emocionante, donde conviven la introspección lírica, la energía escénica y la fiesta colectiva. Sensibilidad, fuerza y ritmo se entrelazaron en una noche vibrante, dejando claro que la música en directo sigue siendo un poderoso punto de encuentro generacional.

La tarde arrancó con Elefantes, que desplegaron su inconfundible pop-rock emocional en un concierto sobrio, elegante y cercano. Con una puesta en escena cuidada y un repertorio que apeló a la nostalgia y al corazón, el grupo barcelonés conectó de inmediato con el público.

Bebe tomó el relevo con la intensidad que la caracteriza. Fiel a su estilo directo y visceral, ofreció una actuación que reafirmó su lugar como una de las voces más personales del panorama nacional. Sus letras, cargadas de verdad y empoderamiento, encontraron eco en un público entregado.

A continuación, Mikel Izal presentó su nuevo proyecto en solitario, dejando claro que su magnetismo se mantiene intacto más allá de su etapa anterior. Acompañado por una banda solvente, construyó un relato sonoro que osciló entre lo íntimo y lo épico, sin renunciar a la carga lírica que define su trayectoria.

El punto álgido de la noche llegó con Trueno, que desató la euforia colectiva con un directo explosivo. El joven rapero argentino convirtió el recinto en una fiesta sin tregua, combinando carisma, contundencia escénica y mensaje social. Su conexión con el público fue inmediata, en uno de esos momentos donde el festival se convierte en pura catarsis compartida.

Tras ese torbellino urbano, Ultraligera aportó una bocanada de frescura con su propuesta de pop contemporáneo, matices electrónicos y una estética visual llamativa. Con un repertorio que equilibra ritmo y emoción, conquistaron especialmente a los asistentes más jóvenes.

El broche de oro lo puso Delaporte, que transformó el recinto en una pista de baile colectiva. Con su combinación de electrónica intensa, letras introspectivas y una puesta en escena magnética, ofrecieron un cierre a la altura de una noche memorable.

Con esta segunda jornada, el Festival CONEXIÓN consolida su personalidad como un espacio donde confluyen géneros, generaciones y emociones. Todo al ritmo de un mismo latido: el de la música en vivo.