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La pasada noche, el Festival CONEXIÓN se convirtió en punto de encuentro para diversas generaciones musicales que confluyeron bajo un mismo escenario y un mismo anhelo: el de vivir la música en directo con intensidad
La jornada comenzó con el regreso a los escenarios de Melon Diesel, banda gibraltareña de culto que marcó a toda una generación. El grupo demostró solvencia, química y una conexión intacta con sus seguidores.
A continuación, el gallego Carlos Ares ofreció un directo pulido, con una propuesta contemporánea que mezcla pop alternativo y matices electrónicos. Sus letras personales y su presencia escénica cautivaron especialmente al público joven, confirmando su ascenso como uno de los nombres a seguir en la escena nacional.
El festival mantuvo su pulso con la enérgica actuación de Albertucho, que desplegó su habitual combinación de rock, poesía urbana y acento andaluz. Con canciones directas y actitud sin artificios, supo mantener la atención de una audiencia diversa, que vibró con temas cargados de identidad y crítica social.
Desde Madrid, Alcalá Norte aportó una bocanada de aire fresco con su estilo inclasificable: punk electrónico, ironía castiza y mucha actitud. Su paso por el escenario fue contundente, confirmando el interés creciente que están generando entre crítica y público.
La noche alcanzó uno de sus momentos más emotivos con la actuación de Shinova, banda vizcaína que con su rock melódico y lírica introspectiva logró una de las conexiones más profundas con el público. Su repertorio, perfectamente ejecutado, sirvió de bálsamo emocional antes del gran cierre.
Y el cierre no podía estar en mejores manos: Mala Rodríguez, icono del rap y la música urbana en español, puso punto final con un espectáculo vibrante, reivindicativo y magnético.