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Nil Moliner actuó anoche en Salamanca, dentro de los actos por el dia de la Comunidad, llenando la Plaza de la Concordia. Los acordes de Mi Religión marcan el comienzo del show.
La música en vivo tiene una magia única que une a las personas en una experiencia compartida. En cada acorde, en cada letra, se siente la energía del público que vibra al unísono. Nil Moliner no solo ofrece un concierto, sino un viaje emocional que trasciende generaciones. Su habilidad para conectar con la audiencia es evidente en cada interpretación, creando momentos inolvidables que perduran en la memoria. La Plaza de la Concordia se convierte en un escenario donde los sueños y la realidad se entrelazan, y cada canción es un recordatorio de la belleza de la vida. La diversidad del público refleja la universalidad de su música, donde cada uno encuentra su propio significado y alegría. Así, la noche se convierte en una celebración de la vida, la amistad y la música que nos une a todos.
El primer bloque tuvo mucho ritmo. El setlist fue una mezcla inteligente de ritmos que invitaban a moverse y letras que tocaban el corazón. Canciones como “Dos primaveras”, “Nada que decir”, y “Idiotas” se sucedieron sin apenas pausas, seguidas de “Déjame escapar” y “Costa Rica”, para dar paso a un segundo bloque compuesto por “Mejor así “y “Querer no me queda tan mal”, así como un acertado medley con” El despertar”,” Hijos de la tierra”, “Por última vez” y” Cien por cien”. “Luces de ciudad”. “Acto seguido”, “Soldadito de hierro”, “Enséñame” y “Esperando” marcaron el final del bloque.
Pero, por si el canto a la positividad no era suficiente a esas alturas del show, todavía quedaban las animadas “Quan no siguis a prop”, “Bailando” y “Libertad”, aunque el broche de oro lo puso con “Meneíto” y “Tú”.
Old Virginia, grupo salmantino de rock, ganador del concurso de bandas, fueron los encargados de telonear al artista catalán y de ir calentando el ambiente.