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“Nunca nadie” es una canción de sonidos noventeros, en la que por primera vez la banda utiliza un violonchelo que ayuda a crear, junto con las voces, esa atmósfera de misterio, y una letra áspera que avanza a través de metáforas impactantes; “los yonquis quieren ser hijos de Dios y los niños de la Virgen María”. 

De nuevo en primera persona, y en huida constante, volvemos a pasear por los escenarios decadentes a los que ya nos ha acostumbrado Ultraligera, pero que en esta balada llegan a su culmen; lobos que huyen por estepas frías y personajes descarriados que pasean por estaciones y esquinas abandonadas. Esta cúspide críptica de crudeza continúa hasta llegar a un estribillo que resume la temática de la canción:

“Hay collares en mi cuello que son como aviones en el aire…

Cuando acaben los excesos volverán a poder elevarte.”