El festival reunió en el recinto Arroyo Esfera a grupos míticos como Seguridad Social, La Guardia, Los Toreros Muertos y Amistades Peligrosas, en una noche llena de energía, nostalgia y grandes recuerdos musicales.

Anoche, Arroyo de la Encomienda se convirtió en el epicentro de la nostalgia pop-rock española con la celebración del festival Locos por la Música, que reunió sobre el escenario de Arroyo Esfera a algunas de las bandas más emblemáticas de las décadas de los 80 y 90.

Desde primera hora de la tarde se respiraba ambiente festivo. El público, diverso y entusiasta, mezclaba a quienes crecieron con aquellos himnos del pop nacional con jóvenes que descubren ahora la fuerza de esos clásicos. A las 20:00 h, con puntualidad, las luces bajaron y el recinto estalló en aplausos.

El cartel prometía emociones fuertes, y las cumplió con creces: Seguridad Social, La Guardia, Los Toreros Muertos y Amistades Peligrosas repasaron sus grandes éxitos, mientras que Hechizo rindió homenaje a Héroes del Silencio con un potente tributo que hizo vibrar al público. Cada tema fue un regreso directo a una época dorada de la música española, con coros multitudinarios, móviles en alto y una energía contagiosa que no decayó en ningún momento.

Entre actuación y actuación, el conocido DJ El Pulpo, de La Jungla, mantuvo el ambiente en lo más alto con una selección de clásicos de los 80 y 90 que hicieron cantar y bailar al público sin descanso. Su energía y complicidad con los asistentes lograron que no hubiera un solo momento de pausa durante toda la noche

La producción del evento estuvo a la altura: buen sonido, iluminación efectiva y una organización que permitió disfrutar del espectáculo sin incidentes destacados. El recinto de Arroyo Esfera demostró, una vez más, su capacidad para acoger grandes citas musicales con solvencia y comodidad.

El ambiente fue inmejorable. Los asistentes bailaron, cantaron y compartieron recuerdos al ritmo de canciones que forman parte de la memoria colectiva. Más que un concierto, Locos por la Música fue una celebración del tiempo y de los sonidos que marcaron a toda una generación.

En definitiva, una noche de energía, emoción y nostalgia que recordó por qué aquellos temas siguen sonando tan frescos como hace treinta años. Si alguien dudaba de que el pop-rock español de los 80 y 90 sigue vivo, anoche en Arroyo de la Encomienda quedó más que demostrado.