La Sala Potemkim volvió a vibrar anoche con una de esas citas que recuerdan por qué la música en directo sigue siendo insustituible. El grupo DENISDENIS ofreció un concierto potente y cercano, con Old Virginia como teloneros de lujo, en una velada donde el público salmantino se entregó desde el primer acorde.

La noche comenzó con Old Virginia, que subió al escenario puntual, dispuestos a encender la mecha. Su actuación fue un repaso por su sonido más reciente, con guitarras sólidas, ritmo constante y un estilo entre el rock alternativo y el indie español. El grupo supo conectar con el público gracias a su frescura y complicidad. La respuesta fue inmediata: aplausos, vítores y la sensación de estar ante una banda que sigue creciendo.

Con la sala completamente entregada, DENISDENIS tomó el relevo con una puesta en escena que combinó fuerza, técnica y emoción. Desde los primeros temas, la conexión con el público fue total. El grupo toco cada una de las canciones que componen su disco. Con un sonido contundente, cada tema fue creciendo hasta alcanzar momentos de auténtico clímax, especialmente en los pasajes más íntimos, donde la voz y los instrumentos se equilibraron con sutileza. Entre canciones, el grupo se tomó el tiempo para conversar con la audiencia, compartir anécdotas y agradecer la respuesta de una sala que no dejó de corear y acompañar cada tema. Esa cercanía se convirtió en el hilo conductor de toda la noche. DENISDENIS confirmó su excelente momento artístico. Una cita que deja claro que la música en directo sigue siendo el corazón de la cultura urbana.